Aparatosa y alarmante, la convulsión resulta de la descarga descontrolada de neuronas que no suele, por sí sola, entrañar riesgo vital en la infancia. Saber actuar ante un episodio tan angustioso no requiere grandes conocimientos médicos. Un poco de serenidad, calma y seguir ciertos pasos para eliminar cualquier peligro.
CÓMO SE MANIFIESTA UNA CONVULSIÓN:
Existen dos formas bien diferenciadas de convulsiones o crisis.
1. La convulsión más alarmante es aquella en la que se pierde la conciencia y se afecta todo el cuerpo. Es la denominada “crisis generalizada”
•Este tipo de convulsión suele expresarse en forma de contracciones musculares intermitentes (sacudidas bruscas).
• Otras formas menos habituales de presentación son la contracción muscular generalizada y permanente (sin sacudidas) que dejan al niño rígido o engarrotado.
• Otras convulsiones son en las que no hay contracciones musculares ni rigidez, es decir, se pierde el tono y cae al suelo.
2. Otras veces, sin que haya pérdida de conciencia, la contracción puede ser de una región del cuerpo, por ejemplo, la cara. Este tipo de convulsiones, son denominadas crisis parciales, son menos alarmantes y no requiere de las medidas.
Los síntomas más importantes que debes tener en cuenta en una convulsión son:
• LA DURACIÓN: Es muy difícil ser objetivos con este dato pues un episodio puede hacerse eterno y haber durado tan sólo unos segundos.
• Si los movimientos han afectado a TODO EL CUERPO o sólo una parte del mismo y hacia donde se desviaban los ojos.
• Si tenía FIEBRE.
• Si, anteriormente, el niño ha sido diagnosticado de epilepsia. En tal caso se deben dar a conocer las dosis de los fármacos que toma y si fueron modificados recientemente.
