“Tener un hijo conlleva cambios sustanciales en la distribución del tiempo de los padres. Un hijo cambia nuestra vida, hay un antes y un después”.
–Nos encontramos con un “tiempo obligado” (por decirlo de alguna manera), que el padre tiene que dedicar para cuidar a su hijo, y otro que se adaptará a las necesidades psicosociales y afectivas del niño.
–El padre tendrá que organizarse y modificar la rutina diaria, el tiempo que invierte en sus relaciones sociales, su tiempo libre y de pareja. No tenemos que sacrificar estas esferas, pero tampoco podemos sacrificar las necesidades de nuestro hijo para dar prioridad a nuestras aficiones, de ahí es la importancia de aprender a administrar el tiempo.
–Será necesario modificar nuestros hábitos. Por ejemplo:
• Salir con parejas que también tengan niños, ayuda no solo a que tu hijo se relacione, sino que tu también podrás observar a los otros padres y conversar sobre como hacen las cosas, aunque cada familia es independiente.
• Dejar al niño una mes al mes con los abuelos para estar con tu pareja.
• Reservar un tiempo individual: la mamá se puede quedar con el pequeño mientras tú vas al gimnasio.
• Sin duda que podremos enumerar un sinfín de cosas, pero verás que en todas el tema principal es la conversación, la comprensión y la tolerancia entre la pareja.