La alimentación adecuada es fundamental para el desarrollo físico y psicológico del bebé; fortalece las defensas contra las enfermedades y le permite una mejor formación durante las etapas de su crecimiento.
En el transcurso de los primeros meses de vida, donde suele crecer más que en cualquier otro momento, el bebé sólo necesita leche materna y de fórmula, de acuerdo con las recomendaciones médicas. No es sino a partir del décimo mes de nacido -y si lo aprueba el pediatra- que puede comenzar a consumir alimento sólidos. En este momento debe hacerse una selección especial de los primeros bocados que probará el niño.
Los especialistas recomiendan la ingesta de cereales y verduras para comenzar a crear un hábito alimenticio sano. Luego pueden incorporarse las frutas y por último las carnes. Cuando prepare algún alimento debe evitar la sal y el azúcar y tener una atención especial con la higiene.
Deben servirse porciones muy pequeñas de un alimento por vez, sólo una fruta o sólo un cereal. Una vez que se habitúe a un alimento, al menos después de 5 ó 7 días, puede integrar un sabor nuevo. Dosifique por cucharaditas y con el tiempo aumente la cantidad. Con este método podrá determinarse si el niño es alérgico a alguna preparación.
Introducir alimentos sólidos antes de que el médico lo autorice puede contribuir a la sobrealimentación y sobrepeso del niño; causar reacciones alérgicas a futuro; así como indisgestión y malestares gastrointestinales. La leche materna o de fórmula contiene todo lo necesario para su desarrollo, es por ello que la introducción de nuevos alimentos debe hacerse bajo supervisión y cuidados.