Las creencias de nuestros antepasados decían que la luna y sus fases influían en los partos. A través de la mitología, la Luna ha sido fuente de innumerables mitos y leyendas y ha simbolizado el principio pasivo pero fecundo de la vida. Este simbolismo impregnado de connotaciones maternales se encuentra presente en gran parte de las culturas, tanto orientales como occidentales. Para los incas, la Luna era entre otros símbolos la patrona de los alumbramientos, entre los mayas era símbolo de atracción sexual. Los indios navajos creían que había más partos en Luna llena por la atracción que ésta ejercía sobre el líquido amniótico. De todos es sabido los consejos que se daban a las primigestas o los augurios sobre el sexo según la época del año o el estado de la Luna.
Esta creencia popular que afirma que se producen mayor número de nacimientos durante la fase de plenilunio ha sido mantenida a lo largo del tiempo y defendida por ciertos profesionales de la salud. Observando los cambios en las fases de la luna y analizando su influencia en cerca de 7.500 partos, existen estudios que afirman que es cierto que la luna influye en el parto. En la fase de luna menguante, se encuentran más bolsas rotas con líquido amniótico teñido. En la fase de luna menguante nueva se producen más partos espontáneos y en la fase lunar creciente-llena, se observan más inducciones con dilataciones lentas, expulsivos distócicos, más alumbramientos manuales, amenazas de partos prematuros y más cesáreas.
Se supone que son las variaciones de la presión atmosférica producidas por las diferentes fases lunares, las que favorecen la rotura espontánea de las membranas ovulares. Las membranas ovulares están constituidas por el corion y el amnios. El corion es una membrana delgada que por dentro está adherida al amnios y por fuera a la placenta. El amnios es la más interna de las membranas fetales y forma junto con el corion el saco que contiene el líquido amniótico, la bolsa de las aguas. Dentro de esta bolsa, el líquido amniótico ofrece al feto un medio fisiológico adecuado, le protege en caso de traumatismos, le garantiza libertad de movimiento y de desarrollo y contribuye como cuña hidrostática a la dilatación del canal del parto.