Todo aquello que inculquemos a nuestro hijo será recogido después con la consabida carga de sabiduría y experiencia que otorga la vida. Los hijos deben entenderse como plantas en un jardín, si los regamos con paciencia y cariño, crecerán sanos. Para ello es útil creer en la influencia de las buenas costumbres aprendidas desde la infancia.
Aspectos a tener en cuenta:
- Háblale despacio y con cariño que comprenda la necesidad de aprender a dialogar desde pequeño.
- Enséñale sanas costumbres como la de ser educado con los demás. No hay por qué dar la espalda a situaciones de cortesía.
- Haz de él un niño agradecido con lo que tiene y lo que está por llegar. Enséñale que hay muchos niños que desearían vivir como él.
- Estimula sus relaciones sociales y de amistad y háblale de la importancia de hacer buenos amigos para toda la vida.
- Enséñale a ser positivo, las buenas ideas promulgadas con confianza alcanzan siempre mejores objetivos