Una de las cosas a las que más miedo tienen los padres al nacer su hijo es a su cabecita. La cabeza del bebé aún no está formada del todo y debemos tener mucho cuidado cuando le cojamos. Para sostener la cabeza del bebé debemos tener delicada firmeza. Hasta que sea capaz de controlarla, hemos de cogerla siempre con una mano por la base del cuello o apoyarla en alguna parte de nuestro cuerpo, como el pecho o el antebrazo. Debemos mantenerla lo más alineada posible con su columna, pues el bebé construye su esquema corporal y si le dejamos en mala posición entenderá que es así como debe estar.
Durante los primeros días del nacimiento es muy importante que le pongamos un gorrito para que no pierda calor, incluso semanas ya que los bebés pierden mucho calor corporal por la cabeza. Al nacer no regula bien su temperatura. Si se quedan fríos, su metabolismo consume azúcar y pueden entrar en hipoglucemia, así es importante ponerle el gorro, al principio todo el día, luego al salir de casa, excepto si hace calor.
Las fontanelas son las separaciones existentes entre los huecos del cráneo del bebé, son importantes ya que facilitan que la cabecita pueda amoldarse y atravesar el canal del parto. Una vez que ya ha nacido, las fontanelas también permiten que el cerebro del bebé tenga suficiente espacio para poder desarrollarse. Las fontanelas de la cabeza del bebé nos impresionan ya que nos da miedo hacerle daño al peinarle. Sin embargo, no hay peligro alguno. Podemos peinar a nuestro bebé con un cepillo de cerdas suaves.
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