Probablemente la felicidad sea el máximo deseo que todo padre tiene para sus hijos. Suponemos que la infancia es la etapa más feliz y alegre de la vida de una persona, pero no siempre es así. Muchos niños no son ajenos a la tristeza, a la ansiedad o a la irritabilidad.
Desde el nacimiento de nuestro hijo debemos darle cariño y amor para que tenga una buena autoestima. Un niño debe ser feliz, desde su infancia y eso es tarea de los padres. Los expertos dicen que los problemas emocionales no aparecen, en teoría, hasta el final de la niñez, es decir, a partir de los 12 años. La felicidad infantil va mucho más allá de que un pequeño esté bien atendido en lo material, si no que sus familiares, amigos, en la escuela… deben sentirse queridos con ellos.
Si queremos que nuestro hijo sea feliz debemos hacer que se sienta querido, potenciando sus capacidades, su personalidad y no sus carencias, en un ambiente predecible, ordenado y disciplinado. Los amigos también son esenciales para que un niño sea feliz. Debemos potenciar las relaciones de los pequeños, porque son una de las principales fuentes de felicidad. Es importante no sólo que los padres le trasmitan cariño sino que jueguen con él y le eduquen con unos valores adecuados para que crezca siendo un niño feliz.
Consejos para que nuestro hijo sea feliz
- Enseñarles buenos modales y es que los niños educados en una interpretación positiva del mundo son más seguros y creen más en sí mismos.
- No debes etiquetar a nuestro hijo diciéndole que es de una manera y otra «eres malo» sino decirle que ha hecho una determinada cosa mal. Las etiquetas limitan y perjudican el desarrollo de la identidad del niño.
- Cuanto antes comencemos a educar a los niños para que le den a las cosas su justo valor, mejor diferenciarán y aprenderán a distinguir lo realmente importante de la vida.