Debemos acostumbrar a nuestros niños, desde pequeños, a lavarse los dientes a menudo. Por ello, es recomendable que cuando le salgan sus primeros dientes, le ayudemos a pasarse un cepillo, acorde a su edad. Será muy divertido para ellos, y, desde entonces conforme se haga mayor, debemos recordarles que hay que lavárnoslos después de cada comida. Debemos limpiar los primeros dientes y muelas dos o tres veces al día, o después de cada comida. Usaremos un trapito o gasa humedecidos con agua para limpiar suavemente los dientes y las encías del bebé.
Cuando el niño cumple los 12 meses se puede empezar a usar un cepillo de dientes especial para niños, que ellos mismos puedan manejar bajo nuestra supervisión. Lo más recomendable es que al principio sólo se lo laven con agua, hasta que a los dos años aproximados, comencemos a echarles un poquito de crema dental para niños, que no sea muy fuerte para ellos ni contenga flúor por si se tragara un poquito. Además, hasta que se hagan mayores, utilizaremos muy poquita pasta, casi nada ya que les cuesta escupir. Anima a tu hijo a escupir la pasta, en lugar de tragársela, aunque es un concepto difícil de entender para los niños pequeños.
Conforme pase el tiempo, a partir de los 3 años de edad más o menos, cuando hayan aprendido bien el mecanismo de cepillado y escupan la crema podemos ir confiando en su autonomía para el lavado de dientes. La visita al dentista se recomienda hacerse entre los 24 y los 36 meses más o menos que es cuando se suele tener ya completa la dentición del bebé.
Imagen: uno mas en la familia