Una convulsión constituye el problema neurológico más común y una de las urgencias más importantes para los pediatras, llegándose a presentar hasta en un 5% de los niños menores de cinco años.
¿Qué es una convulsión?: la convulsión se produce cuando existe un conjunto de neuronas (células del sistema nerviosos) que descargan “electricidad” de una forma desordenada e involuntaria provocando manifestaciones neurológicas.
Una convulsión se puede manifestar de distintas maneras:
• Se produce contracciones musculares en forma de sacudidas (crisis convulsivas clónicas).
• Se produce contracciones musculares sin sacudidas dejando al niño como “engarrotado” (crisis convulsivas tónicas).
• Se produce ambas cosas (primero rigidez, seguido después de sacudidas crisis convulsivas tónico-clónicas). Es lo más frecuente.
• No hay contracciones musculares sino que el niño parece haberse desmayado, está “flojo”, “blando” (crisis convulsivas atónicas).
• En algunos casos no existe ninguna de las alteraciones de la motricidad enumeradas anteriormente sino que se producen cambios bruscos de la tensión arterial, desconexión del ambiente con pérdida de conciencia.