Hola a todos los amantes de los cuentos! hoy os dejo con esta segunda parte del cuento, como sigo considerando que es bastante larga.. al final habrá una tercera y última parte.
Espero que las aventuras con la pequeña Violeta os gusten y que veáis lo importante que es la alegría en el mundo.
Sin más dilaciones, aquí os dejo con la continuación del cuento de La ciudad sin colores
La ciudad sin colores
Violeta se quedó pensativa durante un instante. ¡Qué cosa extraordinaria acababa de decir aquella inteligente ardilla descolorida!
La niña, cada vez más decidida a recuperar la alegría y los colores, decidió visitar a su abuelo Filomeno. El abuelo Filomeno era un pintor aficionado y también la persona más alegre que Violeta había conocido jamás.
Como ella, el abuelo Filomeno tenía el pelo de su barba tan naranja como una zanahoria y una sonrisa tan grande y rosada como una rodaja de sandía. ¡Seguro que él sabía como arreglar aquel desastre!
En casa del abuelo Filomeno los colores no se habían marchado, ¿cómo iban a marcharse de aquella casa llena de alegría? Violeta tuvo que explicarle todo lo que había ocurrido porque no se había enterado de nada.
– ¡Qué se han marchado los colores! Pero eso es gravísimo, ¡tenemos que hacer algo!
Y después de zamparse un montón de golosinas (el abuelo Filomeno decía que eran malas para los dientes pero buenas para la felicidad), Violeta y su abuelo salieron a la calle con su maleta de pinturas.
– Vamos a pintar la alegría con nuestros colores – le explicó el abuelo Filomeno.
– Pero eso, ¿cómo se hace?
– Muy fácil, Violeta. Piensa en algo que te haga feliz…
– Jugar a la pelota en un campo de girasoles.
– Perfecto, pues vamos a ello…
El cuento continúa y finaliza en su parte III. Espero que os esté gustando!
foto: goodsmiths