El pescado es uno de los alimentos más sanos y nutritivos pero, también, uno de los que más alergias desencadenan. Este alimento, al igual que la mayoría, debe introducirse en la alimentación del bebé, de manera gradual. Si vemos que el niño lo tolera bien, continuamos dándole de comer este alimento; si no, habría que modificar su dieta ya que puede tener algún tipo de alergia. Ya sabéis que pasar de la leche materna a ir dándole alguna que otra pieza de fruta, verdura… debemos hacerlo despacio. Por ello, en torno a los 3 o 4 meses, podemos ir introduciendo lo nombrado y, después, sobre los 8 meses, comenzar con pescados, carnes, etc.
Lo primero que debemos incluir son los pescados blancos, es decir, merluza, pescadilla… que son más fácil de tolerar. El pescado le aportará a nuestro hijo múltiples beneficios, proteínas, minerales, ácidos grasos Omega 3, entre otros. Lo ideal es incluir en la dieta del niño unas dos o tres veces por semana. Además, también podéis mezclarlo con verduras, y quedará muy rico y muy sano.
El pescado previene enfermedades cardiovasculares, reduciendo el riesgo de arritmias y coágulos, y es una importante fuente de yodo. El yodo es vital para el desarrollo de los niños. El pescado es una excelente fuente de proteínas de alto valor biológico y, como la carne, es una buena fuente de hierro y zinc. El pescado que daremos al bebé ha de ser cocido (fresco o congelado). El pescado congelado tiene el mismo valor nutritivo que el fresco.