Está claro que tener un hijo nos obliga a adaptar nuestra forma de vida y ajustarla a las necesidades y bienestar el bebé.
En algunas ocasiones, queremos resistirnos a este cambio todo lo que podemos. Queremos seguir llevando nuestro estilo de vida, mantener nuestras aficiones, conservar el ritmo social que llevábamos y no prescindir de nuestros hobbys o actividades más arraigadas.
En algunos casos, puede ser totalmente factible y ser padres no tiene por qué suponer un cambio radical en nuestras vidas. Sin embargo, antes de tomar una decisión sobre qué hacer o no hacer cuando tenemos un hijo, deberíamos ser más prudentes, consecuentes y tener más sentido común.
A veces, queremos tener o formar niños “todoterreno” y no debemos olvidar nunca que son niños. Hay quien defiende que tienen que acostumbrarse a todo, que no podemos tenerlos en una urna de cristal, sobreprotegidos y entre algodones pero, yo creo que, en cierta medida, sí se merecen esa atención especial y protectora.
Podemos salir a cenar y a tomar unas copas con los bebés en sus carros, que se acostumbren a dormir con el jaleo. Si un niño tiene sueño, acabará dormido ajeno al ruido que le rodea. Pero, quizás le estemos haciendo un flaco favor. El niño no descansa igual, puede que se despierte en mitad de la noche o que se desvele al llegar a casa y, sin darnos cuenta, le hayamos creado cierto estado de estrés. Interrumpir el sueño de los bebés, puede provocar futuros trastornos que le afecten al pequeño.
También pueden acompañarnos a un concierto o, ahora en Fallas, en Valencia, a una mascletá, pero sus oídos son muy sensibles, ellos no saben lo que ocurre y cualquier sobresalto les puede alterar demasiado.
Muchos padres tampoco queremos renunciar a nuestras vacaciones y pensamos en el viaje que nos gustaría hacer a nosotros, sin tener en cuenta que ahora llevamos más equipaje. Igual son demasiadas horas de viaje, o estar todo el día en la playa no le sienta bien al pequeño o comer todos los días potitos no es lo más recomendable.
Si queremos ser padres modernos, no debemos olvidar que los bebés no entienden de modas ni estilos de vida. Ellos acaban de estrenarse en este mundo y lo que más necesitan es tranquilidad, cuidado, cariño y mucha atención.