Una persona con sentido del humor es una persona con más años de vida. Para conseguir ser un adulto feliz, alegre y optimista, se necesita empezar desde el nacimiento. La risa libera endorfinas al flujo sanguíneo y actúa como analgésico. La risa es buena para nuestro sistema inmunológico (enfermedades) y reduce el estrés. Un bebé recién nacido no sonrie nunca porque no sabe lo que es ni sabe hacerlo. Sin embargo, en el tercer o cuarto mes empiezan las primeras sonrisas. La risa del bebé es un sonido alegre y divertido, no es una risa como la del adulto. Esta risa no es por ningún motivo especial sino una reacción refleja a un estímulo.
Enseñarles un trato amable con los demás y la dedicación de su sonrisa y alegría, les ayudarán a relacionarse con cualquier persona. Por algo los bebés adoptan desde sus primeros meses de vida esta conducta de imitación. Lo cierto es que conforme va creciendo, la risa empieza a cobrar sentido y cuando algo le hace gracia, empieza a reírse, como un adulto. Uno de los momentos que más risa le hace al bebé es el factor sorpresa. Cuando el papá o la mamá le coge y le tira hacia arriba como si fuera a caerse, el bebé lo toma con sorpresa y comienza a reírse, pasándoselo muy bien. El alivio de saber que este tipo de sorpresa no le produce dolor, quiere repetir la acción.
Es muy importante desarrollar la actitud alegre de nuestros hijos y enseñarles a tener una risa fácil. Jugar con ellos es una buena manera de avivar nuestra confianza con ellos y ofrecerles un excelente compañero de juegos y risas a la altura de sus expectativas.