El sistema nervioso del bebé

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El crecimiento físico es fácil de detectar ya que podemos verlo, mientras que los cambios en el interior del bebé es más difícil de saber. El más importante es el crecimiento del sistema nervioso. A cada edad, la capacidad del bebé depende de la etapa de desarrollo que ha alcanzado su sistema nervioso, un proceso que no puede agilizarse. Este sistema, al igual que otros, se desarrolla a su ritmo y se define a medida que pasan las semanas.

Al nacer, el cerebro de un bebé se desarrolla perfectamente en relación al resto del cuerpo. De hecho, es mucho mayor comparado con el de un adulto. El cerebro de un recién nacido representa el 10% del peso corporal. Al final del primer año de vida, el tamaño del cerebro se ha triplicado. En todas las etapas, el cerebro masculino es ligeramente mayor que el de las mujeres. El cerebro de un bebé tiene mucho que aprender: comer, caminar, dormir, etc. El cerebro no se desarrolla del todo hasta pasado varios años; la corteza es la última parte que se forma.

Uno de los desafíos a los que se enfrenta el cerebro del recién nacido es enviar mensajes al resto del cuerpo a través del sistema nervioso.  Esto lo podrá hacer poco a poco y es debido a que la mielina debe desarrollarse para encerrar los nervios que trasmitirán las señales de forma efectiva. El crecimiento tarda dos años y pasa por diferentes etapas. El desarrollo de vainas de mielina en el cerebro perduran hasta la adolescencia. El bebé primero muestra un progreso en la coordinación y el equilibrio y después, en la habilidad de realizar movimientos voluntarios. Después, se producen mejoras en partes del cuerpo como el oido. Por ello, debemos estimular al bebé en todos los aspectos durante este proceso.

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