¿Has sido mamá recientemente y ésta será tu primera Navidad con tu pequeño? ¿Tienes además hijos mayores y no sabes cómo organizarte para poder sumarte a las comidas familiares asegurándote de que tus hijos también disfruten?
En Navidad, adáptate a ellos. A sus horarios, a sus gustos, a su ritmo. Esto no siempre es garantía de éxito, pero es la base para que todos podáis disfrutar de días que favorecen el encuentro con los seres más queridos.
En Navidad, los protagonistas son los niños, pero los planes que los mayores hacemos para estos días, no siempre tienen en cuenta su psicología.
Para no encontrarnos con situaciones difíciles de manejar, cuando estamos rodeados de familiares y amigos es mejor que cuando planifiquemos cenas o comidas, tengamos en cuenta los horarios de los más pequeños, que no se van a portar bien si están cansados. Quedar en casa puede ser una opción para que ellos se sientan cómodos y puedan dormirse cuando necesiten. Si tu hijo es recién nacido y le estás dando de mamar, ésta puede ser una excelente opción para que puedas hacerlo con intimidad, siempre que no suponga exceso de trabajo para ti. Si quedáis en tu casa, repartid el trabajo para que no suponga un carga para ti.
Otra situación que genera malestar es cómo deben comportarse cuando saludamos a alguien que hace tiempo que no vemos. Es bueno que se acostumbren a saludar y despedirse, sin embargo, los psicólogos aconsejan que no obliguemos a los niños a dar besos a todo el mundo. La educación sí es obligatoria, los besos no.
Un motivo de conflicto con niños un poquito mayores suele ser la ropa. Porque nuestros gustos y los suyos, no siempre coinciden. En este sentido, es importante enseñarles que cuidando nuestro atuendo, también mostramos respeto y que es necesario saber ir vestido correctamente en cada situación. Pero también es cierto, que a veces los padres actuamos como si fueran maniquíes, sin darnos cuenta de que tan relevante es ir guapo en un día de fiesta, como cómodo, sobre todo en el caso de los niños, que al fin y al cabo lo que harán es jugar.
La Navidad para los niños es un momento de emociones muy fuertes y de magia, pero para muchos también de miedo a lo desconocido. Es frecuente encontrar a niños llorando en la cabalgata o en brazos de un Papá Noel. Si es el caso de tu hijo, no debes reñirle. Ponte en su lugar e intenta entender qué es aquello que le asusta. Habla con él. Te sorprenderá y disfrutarás con su respuesta. Puede darle miedo tocar a los Reyes Magos o sentirse culpable porque piensa que se ha portado mal.
Lo que vivimos estos días, para ellos está rodeado de cierto misterio; algo que puede ser motivo de alegría y emoción, pero también de cierta ansiedad por lo desconocido o miedo. Muéstrate comprensivo con los sentimientos de tu hijo.