Tan pronto como te quedas embarazada, tu cuerpo deja de ser sólo para ti. De repente, todo lo que hagas afecta a esa pequeña persona que lo está compartiendo contigo, así que es normal que te preocupes por la salud de tu bebé.
Te ofrecemos una serie de situación que te han podido ocurrir y como pueden afectar a tu bebé y a tu embarazo.
ME CAÍ Y ESTOY PREOCUPADÍSIMA POR EL BEBÉ:
Es bastante común que las mujeres embarazadas se caigan de vez en cuando, ya que una tripa desplaza el centro de gravedad y es más fácil perder el equilibrio. Los bebés están bien protegidos dentro de la bolsa de líquido amniótico, que es un perfecto absorbente de choques; pero si aun así sigues preocupada, visita a tu médico o matrona, sobre todo si experimentas sangrados vaginales, contracciones tempranas, la bolsa de líquido amniótico gotea o sientes que el bebé se mueve menos.
ME EMBORRACHÉ ANTES DE SABER QUE ESTABA EMBARAZADA:
Bueno, lo ideal hubiera sido que no probaras una gota de alcohol si estabas intentando quedarte embarazada, pero todas nosotras sabemos que hay muchos bebés que han nacido como consecuencia de una noche loca de pasión tras una borrachera. No te preocupes demasiado, porque el bebé es muy resistente, y la investigación demuestra que no existen efectos perjudiciales en términos de poco peso al nacer o bajo cociente intelectual si no eres una bebedora habitual.
Pero deja de asistir ya a esas reuniones de los viernes con tus amigas, porque la ingesta excesiva de alcohol está relacionada con una dolencia denominada “Síndrome Alcohólico Fetal”, que está asociada con deformidades faciales y bajo cociente intelectual. Lo aconsejable es evitar el alcohol durante los primeros meses de embarazo, porque entonces el embrión es más vulnerable que nunca, pero en ningún momento del embarazo deja de ser malo.