Gripe A: contagio y síntomas en los bebés (II)

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Cómo se contagia la gripe A: El virus se expande de persona a persona por  los microbios microscópicos que emitimos al toser, estornudar, reír, hablar, etc, y los trasmitimos por el contacto con las manos o cualquier parte del cuerpo en la que se depositen los microbios que contienen el virus. Las superficies de objetos tales como mesas, sábanas, toallas, cubiertos, vasos, etc,  que puedan estar contaminadas, permanecen así por plazos que van de 2 y 8 horas.

Los enfermos pueden contagiar desde 1 a 2 días antes del inicio de los síntomas. Cuando nuestro organismo contrae el virus de la gripe A, no tiene defensas naturales  y  comienza a reproducirse invadiendo las células de las vías respiratorias preferentemente. Podemos estar incubando esta enfermedad por un período que puede ir de 1 a 3 ó 4 días. Los síntomas y signos que manifiesta la gripe A son idénticos a los de la gripe común o estacional, pero en muchos casos con mayor intensidad, especialmente en los dolores de cabeza, dolores musculares, fiebre muy alta.

Síntomas frecuentes:

  • dolores musculares
  • dolor de cabeza
  • fiebre(en general alta)
  • tos, resfrío
  • dolor de garganta
  • cansancio
  • falta de apetito
  • En un número apreciable de casos también vómitos y diarrea.

En los bebés o niños pequeños expresan sus síntomas de la gripe A con llanto fácil, mayor somnolencia, rechazo del alimento, están muy inquietos, susceptibles a los ruidos, a los cambios de ambiente.La enfermedad es en general leve y autolimitada, con un promedio de duración de 5 días a 10 días, especialmente en los bebés.

Podemos estar frente a una gripe A de evolución grave y/o complicada, cuando se presentan signos cómo:

  • fiebre muy alta y el mal estado general más allá de las 48 horas de «terminada» la enfermedad.
  • grandes dificultades respiratorias  en niños pequeños : se da una frecuencia respiratoria igual o superior a 60 por minuto.
  • coloración cianótica (azulada) de piel o mucosas.
  • vómitos reiterados que impiden una adecuada hidratación.
  • un marcado decaimiento
  • una gran irritabilidad (el niño no se consuela como habitualmente).

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