Al cumplir los dos años, el niño está en una etapa en la que no sólo cuenta con un modesto vocabulario, sino que le encanta conversar con los demás. El cerebro del niño, está en un período de desarrollo mágico, que se caracteriza por la necesidad de conquistar la gramática, expandir el vocabulario y mejorar la pronunciación. Esto no exige lecciones formales ni pensamiento analítico, sólo ocurre. El niño de dos años disfruta cuando impresiona a sus padres. Éstos perciben algo nuevo casi cada día y cuando existe una atmósfera familiar feliz, el progreso del niño será más pleno.
En esta etapa también empieza a florecer la imaginación del pequeño, cuando deja atrás ciertos juguetes y empieza a disfrutar de las preocupaciones humanas y a preguntar todo aquello que le rodéa. El niño comienza a explorar un mundo de fantasía. Casi todas las actividades de éste implican algún tipo de juego y disfruta de aquellos juegos donde puede representar a personas humanas. El niño habla con muñecos, incluso a veces lo hace solo. Combina palabras de fantasía con palabras reales. Muchos niños de esta edad se inventan amigos imaginarios con quienes juegan y comparten sus experiencias diarias.
Muchos de estos juegos es imitar a sus padres, regañar a sus juguetes… igual que hacen los padres con él. También reproducirá pequeños detalles como señalar con el dedo índice o fruncir el ceño, cuando regaña o elogia a su muñeca. El niño de dos años escucha con interés las conversaciones que se producen a su alrededor. Su intento de darle sentido al mundo lo conduce malentendidos y, a veces, aparecen los primeros miedos racionales. Los papás deberán guiarle en esta etapa, tan bonita, donde vemos crecer a nuestro hijo.