La lactancia materna no sólo ahorra tiempo y dinero si no que aporta grandes beneficios al bebé. Alimentar a un bebé con nuestra leche estimula su capacidad de que ascienda en la escala social. Además, disminuye las posibilidades de que descienda socialmente. Esto quiere decir que la lactancia materna mejora el desarrollo del cerebro, lo que aumenta el intelecto, que, a su vez, promueve la movilidad social ascendente. Gracias a un estudio publicado en ‘Archives of Disease in Childhood’, aún tenemos más razones para que nuestro bebé tome leche materna.
La investigación también tuvo en cuenta una amplia gama de otros factores que también influían en aumentar la escala social entre los que se incluyen el desarrollo y el estrés del cerebro (cognitiva) de los niños. El intelecto y el estrés explican alrededor de un tercio del impacto total de la lactancia materna. No sólo reduce el riesgo de padecer estrés, en un futuro, el bebé; además, durante la lactancia se libera oxitocina en el organismo de la madre que tiene un efecto calmante al reducir la respuesta al estrés, esto hace que la mamá pueda adaptarse a su nueva vida con un bebé y además, quita ansiedad, angustia y nerviosismo.
La lactancia materna mejora el desarrollo del cerebro, lo que aumenta la inteligencia, la cual a su vez aumenta la movilidad social ascendente, además de que los niños amamantados tienen menos riesgo de estrés. En definitiva, la lactancia materna aporta beneficios a la salud de una amplia gama a largo plazo y las ventajas persisten en la edad adulta. Tal vez la combinación de contacto físico de la madre y los nutrientes de la leche, son necesarios para el crecimiento y desarrollo del cerebro está implicados en la mejora neurocognitiva y los resultados de adulto.