Hoy en día, la mujer afronta la treintena con mucha vitalidad, retos en las diferentes áreas de su vida y en plena capacidad física y mental. El problema es que la biología no acompaña cuando a la fertilidad se refiere, ya que a partir de los 35 años es cuando comienza un descenso en picado en su fertilidad.
Aunque la sociedad haya cambiado, el reloj biológico no lo ha hecho, rigiéndose por las mismas pautas que hace siglos. De esta forma, la mejor edad para tener familia es durante la segunda década de la vida y hasta los 35 años. Esta situación choca frontalmente con el ritmo de vida al que se enfrenta la mujer actual, donde en la mayoría de los casos, pospone formar una familia hasta haberse labrado un futuro laboral.
Esta realidad queda evidenciada por los últimos datos que se desprenden del estudio de fertilidad que IVI ha llevado a cabo a lo largo de 2018. Durante el pasado año, las clínicas que IVI tiene repartidas por la geografía española ofrecieron un análisis gratuito para que las mujeres pudieran conocer su reserva ovárica; una campaña para determinar la Hormona Antimülleriana (AMH) dirigida a mujeres de entre 25 y 38 años interesadas por saber el punto en el que se encontraba su fertilidad.
De este estudio, la primera conclusión que se puede observar es que un 24% de las mujeres entre 30-34 años muestran una reserva ovárica disminuida. Si nos centramos en las mujeres menores de 30 años, el porcentaje se sitúa en un 12%, mientras que en las mayores de 35 años, este porcentaje se eleva hasta el 33%.
Actualmente, el mayor número de mujeres que acude a las clínicas IVI para conocer su AMH supera los 34 años de edad (43,5% de mujeres que integraron el estudio).
Prevención, la mejor respuesta a la realidad imparable del paso del tiempo
La mujer ostenta una libertad absoluta para decidir cada ámbito de su vida, pero el efecto de la edad sobre las posibilidades de ser madre ha ejercido históricamente una presión social sobre la mujer, que se ha enfrentado en muchas ocasiones a la disyuntiva de elegir cómo ordenar su vida y si renunciar o no a algo que debería ser un derecho.
La vitrificación de óvulos, como lo fue la píldora anticonceptiva en su momento, ha supuesto una revolución femenina, permitiendo a la mujer decidir el mejor momento para ser madre, ganándole así el pulso al tiempo.