Siempre se ha dicho que cuando el niño cumple los dos años comienzan a aparecer los primeros «problemas» para los padres. Con esta edad, los niños son cada vez más independientes y es una etapa difícil para los padres. Lo cierto es que a los dos años los niños pasan por una fase egocéntrica y egoista en la que siempre imponen su independencia a sus capacidades. Pese a tener que soportar alguna que otra rabieta y tener que darles más de una explicación, esta edad está llena de felicidad y sorporsas tanto para los padres como para los niños.
Cuando el niño cumple los dos años comienza los cambios. El niño tiene muy buena memoria, una energía ilimitada y una curiosidad infinita. Tienen una gran sonrisa y son felices, aunque tengan algún momento de rabieta, que es normal. Cuando ha adquirido las capacidades físicas y mentales necesarias para explorar el mundo, está impaciente por aprenderlo todo. El problema puede aparecer cuando el día para él se presenta más tranquilo y es que las energías que tienen, debe gastarlas con juegos, conociendo lugares nuevos, etc.
El fin de semana, por ejemplo, podéis hacer una excursión al campo y veréis lo bien que se lo pasa. Si lo dejáis sólo, veréis como lo observa todo detenidamente, hace cientos de preguntas y se lo pasa en grande, sobre todo, si tiene hermanitos con los que poder jugar. Podéis iros a comer un día que haga buen tiempo y disfrutar de esos momentos que pronto pasarán, con vuestro hijo. Lo importante es que disfruteis de esa etapa tan divertida.