La natación está considerada como uno de los deportes más completos, por éste y otros motivos, se recomienda empezar a practicarlo a temprana edad.
Con la natación se trabajan muchos músculos, además de ayudar a la coordinación motora y al sistema respiratorio. Se trata de un deporte aeróbico en un medio natural donde no se producen fuertes impactos, y por tanto, se reducen notablemente el riesgo de lesiones óseas y musculares.
Para los más pequeños tiene, además, otros beneficios añadidos.
En los últimos años, la natación se ha impuesto como una de las enseñanzas preferidas de los padres para sus hijos y se ha producido una gran demanda en los niños a partir de tres años.
Entre los beneficios de la natación para los niños, destaca la mejora en la coordinación, el equilibrio y el conocimiento del espacio. También incrementa la fuerza muscular y ayuda al temprano desarrollo de las habilidades psicomotrices.
Respecto al desarrollo psicológico, los ejercicios en el agua son relajantes, estimulan el apetito y por tanto, también hacen que se eviten los trastornos del sueño y el niño duerme mejor, por tanto, esto implica que pueda mejorar su carácter.
El contacto con el medio acuático, se hace de una forma divertida, por lo que el juego es muy importante para que los niños se sientan a gusto en el agua. Es fundamental que el niño pierda el miedo de una forma progresiva para evitar traumas y que poco a poco, se vaya sintiendo más a gusto en el agua.
Los más pequeños son los que muestran más facilidad para adaptarse a este medio, puesto que conforme nos vamos haciendo mayores, se desarrolla una desconfianza y un miedo hacia el agua.
También podemos hablar de ciertos beneficios sociales, por ejemplo, ayuda a los niños a sociabilizarse, a compartir y a entender mejor el espíritu del juego y la diversión en compañía.
Asimismo, aprende a introducir conductas de autocuidado y la convivencia en el agua con otros niños, también les ayuda a relacionarse mejor con los demás.