Aunque un bebé dependa de su madre, sus cinco sentidos ya están preparados para recibir la información que lo rodea de forma que al final pueda arreglárselas solo. Cada mes, todo lo que ve, oye, siente, prueba o huele cobra sentido y crea una nueva red de células.
- La vista: los recién nacidos distinguen entre luz y oscuridad. Al nacer, el bebé ve de 20 a 25 cm lo que le ayuda a reconocer la cara de su madre. Contempla mejor los objetos si están en contraste (blanco y negro). También es capaz de distinguir colores primarios. El pigmento del color del ojo se desarrolla a los seis meses y se estimula por la exposición a la luz.
- El tacto: el bebé es sensible al tacto poco después de la concepción. Un bebé responde a la presión, dolor, vibración y cambios de temperatura.
- El gusto: un bebé es capaz de distinguir sabores desde una edad muy temprana aunque prefiere el dulce. Un bebé tiene alrededor de 10.000 papilas gustativas en la lengua, en los costados de la boca y en el paladar. Estas papilas gustativas desaparecen.
- El oído: el oído interno es el único órgano sensorial que se desarrolla antes del parto. Al nacer, el recién nacido empieza a escuchar ruidos y llora porque no sabe lo que es. Al niño le gustan las voces estridentes.
- El olfato: es difícil conocer la sensibilidad de un recién nacido a los olores. La velocidad con la que un recién nacido aprende a distinguir los aromas maternos es sorprendente. Al parecer, un estudio demostró que 45 horas después del parto el bebé ya conoce el olor de su madre.