El tema de la obesidad preocupa cada vez más a nuestra sociedad. En el caso de los adultos, suele ser más por una cuestión estética que de salud, cuando deberíamos darle prioridad a esta cuestión antes que a la imagen. Pero la cosa se pone aún más complicada si vemos casos de edades tempranas y el llamado sobrepeso infantil.
Causas del sobrepeso infantil
Cada vez se dan más casos de obesidad infantil porque no cuidamos su alimentación debidamente. Si bien en edades muy tempranas no suele ocurrir porque la alimentación está perfectamente regulada por el pediatra, lo cierto es que a partir de cierta edad tenemos más vía libre para dar lo que queramos a los pequeños… ¡y tendemos a descuidar la alimentación!
Acudir a la bollería industrial para merendar porque queman mucha energía, es un craso error, ya que los niños necesitan más otro tipo de alimentación que les dará mucha más energía que ese tipo de alimento con alto contenido en grasas y azúcares. El sobrepeso infantil suele aparecer precisamente derivado del consumo de este tipo de alimentos, que más que alimentar, lo que hacen es conseguir que el niño coma sin rechistar y sin que a los padres nos cueste esfuerzo.
Los bebés no solo lloran por hambre
En los bebés, también se producen casos de sobrepeso porque sobrealimentamos a los pequeños. La pauta de “alimentar bajo demanda” puede hacer que estemos dando al niño más alimento del que necesita. Y es que, cuando son pequeños y lloran, no siempre es porque tienen hambre. Ni siquiera el hecho de que cojan el chupete con ansia es indicio de hambre. El chupete es un sustituto del pecho materno porque ellos, por instinto, tienden a succionar. Pero no siempre lo hacen por hambre. También puede ser que este gesto, les alivie de alguna molestia y, al generar saliva, pueden calmar los incómodos aires.
Es muy importante seguir las instrucciones del pediatra en cuanto a la alimentación, las dosis de leche y cereales en las tomas estipuladas. Los controles de peso y crecimiento sirven, precisamente, para saber si estamos alimentando adecuadamente al bebé. Por muy gracioso que resulte un bebé regordete, con muchos michelines y mofletes, le podemos estar haciendo un flaco favor alimentándole en exceso.
El pediatra es quien nos debe asesorar e indicar si el bebé se está desarrollando correctamente o si precisa de algún tipo de ejercicio o terapia complementaria para que no pueda sufrir algún retraso en el desarrollo psicomotor.