El slow parenting o también conocida como crianza a fuego lento es un sistema que educa los a los niños de una manera más relajada y sin prisas. Este estilo de crianza está basado en la calidad de vida del niño, respetando sus tiempos, es una manera de avanzar y aprender sin presiones, con el debido acompañamiento emocional y la presencia física en todo el proceso.
Este sistema alienta a la familia a disfrutar más tiempo de las actividades al aire libre, en familia, no estructuradas, y dejando por un rato la tecnología de lado.
El slow parenting le da prioridad a la calidad sobre la cantidad, es decir pasar tiempo de calidad con los niños y los seres queridos en lugar de acumular actividades sociales y educativas. Compartir más tiempo con los hijos, estar inmersos en su vida y conocer todas sus inquietudes.
Ventajas para la familia del slow parenting
El estilo de crianza slow parenting está causando sensación entre los padres y adultos porque los chicos obtienen numerosas ventajas como ser:
- Los niños aprenden la importancia de lograr sus propias metas en el tiempo necesario, se vuelven más independientes y autosuficientes, y deben trabajar duro para poder realizarlas. Además, aprenden a cuidarse solos.
- Van a aprender las habilidades a su tiempo, teniendo espacio para disfrutar de cada etapa de su desarrollo como corresponde, sin presiones ni ningún tipo de sobrecarga.
- Se respeta los ritmos de aprendizaje como ser comer solos, dejar de usar el pañal, jugar solos o hablar. Lo van a hacer cuando estén preparados, no cuando los adultos lo planificamos.
- Con el estilo slow parenting para su desarrollo los niños van a sufrir menos episodios de estrés desde muy pequeños, porque van a realizar las tareas a su ritmo y su manera.
- Además, van a tomar sus propias decisiones y adaptarse a sus errores o equivocaciones, de modo que va a ser muy importante porque van a ganar confianza en sí mismos, y van a poder elevar su autoestima desde edades muy tempranas.
- Es imprescindible porque el sistema slow parenting les permite disfrutar de cada paso hacia adelante y descubrir su potencial, lo que los va a convertir en niños más felices y adultos más responsables.
Slow parentig o hiperpaternidad
Vivimos en una sociedad con ideales de crianza estructurados, en los cuales los niños que tienen que ser perfectos, las oportunidades de aprendizaje para los niños tienen que ser las mejores, tener actividades planificadas, estructuradas.
Lecciones de música, deportes, aprender varios idiomas, trabajo escolar, académico, apariencia perfecta, dientes, cabello, pero en realidad ese sistema no es el mejor para prepararlos para el mundo real.
Este tipo de crianza hiperactiva se enfoca en resultados sociales, materiales, que tienen que ver con el éxito y lo exterior, pero sin tener necesariamente en cuenta lo que el niño necesita o quiere y cómo se siente al vivir de esa manera.
Los padres quieren el éxito externo, pero también la felicidad espiritual, para que los niños puedan desarrollarse sin presiones, tranquilos, sin estrés, y tener una buena calidad de vida física y espiritual de niños, y al llegar a ser adultos.
La propuesta del sistema slow parenting se origina tras una serie de libros escritos por el periodista canadiense Carl Honoré.
Explica que tendemos a hacer todo demasiado rápido y nuestros hábitos están basados en la velocidad. El más exitoso es el que llega primero, y tenemos que recordar que lo más importante es el camino hacia el logro, no el logro del objetivo en sí. El exceso de velocidad y rapidez no necesariamente se combina con la calidad de vida, no deberíamos transmitir esos valores a los niños.
Honoré explica que el educar con velocidad surge de ideales de perfección y de consumo, la casa perfecta, el auto perfecto, el cuerpo perfecto, los niños perfectos, y ese estilo de valores que le estamos enseñando a los niños no van de la mano con la calidad de vida, sino que genera mucho estrés, baja autoestima y depresión.
Por eso es tan importante el sistema slow parenting donde el objetivo fundamental es pasar más tiempo de calidad con la familia, evitando actividades como ir de compras o sentarse frente a la televisión.
De esa manera, los integrantes de la familia no están interactuando, sin embargo, lo ideal es potenciar el juego espontáneo con los niños, sin tecnología de por medio, para desarrollar la creatividad y la iniciativa en ellos.
Palabras finales…
El sistema slow parenting no nos dice que debemos ir a paso de tortuga en la vida, sino explorar sin necesidad de exigir y acelerar el ritmo de aprendizaje de los niños para que sean más competitivos o para que puedan tener más oportunidades.
Los niños deben disfrutar de su infancia a su ritmo, y compartir con los padres y adultos momentos de felicidad que son los que de verdad importan para tener calidad de vida.
Realizar más paseos al aire libre, andar en bicicleta en familia, realizar juegos, tener una tarde de charla entre todos. Cualquiera sea la forma en la que se puedan comunicar y pasar tiempo de calidad. Recordemos que se trata de crear una base de salud y bienestar para toda la familia.
Fotos: Pixabay.