Una mala alimentación perjudica la salud y si hablamos de una mujer embarazada que no tiene una dieta saludable, aún es más perjudicial ya que el feto está alimentándose de lo que ella toma. Por lo tanto, si llevamos una alimentación sedentaria, ésto le repercutirá a él. Un estudio ha revelado que tomar demasiadas patatas chips en el embarazo tienen una clara relación con un menor peso del bebé al nacer y un menor tamaño del cráneo. Freír a altas temperaturas hidratos de carbono da lugar a un contaminante, la acrilamida, que traspasa la placenta y tiene un efecto sobre el crecimiento fetal equivalente al de ser madre fumadora.
La investigación, dirigida por el Centre de Recerca en Epidemiologia Ambiental (creal) de Barcelona y la Universidad de Estocolmo (Suecia) en la que han entrevistado a miles de mujeres de varios países como Grecia, Inglaterra, España… han sacado una clara conclusión: «La reducción del peso es significativa: entre los bebés más expuestos a la acrilamida y los que menos hay una diferencia de 100 gramos de promedio». La acrilamida aparece en todos los alimentos en los que un hidrato de carbono se tuesta, fríe u hornea a muy altas temperaturas. En definitiva, se trata de que la mujer embarazada lleve una dieta equilibrada.
Antes se pensaba que este contaminante llamado acrilamida sólo llevaba a las personas cuando éstas fumaban. Sin embargo, se ha sabido que también llega al organismo por la dieta que llevemos y, como hemos explicado, si los hidratos de carbono están a altas temperaturas, es perjudicial para nosotros y sobre todo, para nuestro futuro bebé. Al igual que el tabaco que puede provocar partos prematuros, abortos espontáneos o bebés con bajo peso al nacer.