Muchas veces, el insomnio infantil es más un problema para los adultos que para el propio pequeño, ya que tenemos unas expectativas sobre el sueño de nuestros hijos que no siempre se cumplen (esperamos que el bebé duerma de un tirón a los pocos meses, que haga siestas de dos horas…).
Cada niño tiene diferentes necesidades de comida, sueño y actividad. Por ejemplo, unos precisan siestas largas y otros están bien con 20 minutos de descanso. Si la higiene del sueño de tu pequeño es adecuada, es posible que, simplemente, no sea muy dormilón. Si es muestra feliz, come bien y no tiene manifestaciones que introduzcan a pesar en problemas de salud, es que está durmiendo lo que necesita.
En pocas ocasiones, el insomnio de un chico en edad preescolar, se debe a una enfermedad, y en esos casos se presentan otros síntomas asociados a las alteraciones del sueño que el pediatra reconoce fácilmente. Al no tratarse de una enfermedad la medicación que se podría suministrar como ser gotas para relajarlo, tienen poca eficacia.
En los casos en que los fármacos puedan tener eficacia, a parte siempre hay que trabajar la conducta de los niños las 24 horas del día (no sólo durante la noche). Pero los problemas para dormir de los niños no se arreglan con medicación, sino con una buena higiene del sueño, rutinas, tranquilidad y sobre todo mucha paciencia y evitar hábitos contraproducentes como:
• dar al chico de comer para que se duerma
• las siestas muy largas
• dormir con los padres como respuestas a sus exigencias.
Cuándo es bueno consultar con un especialista:
• En el caso de que el pequeño se muestre cansado, somnoliento o irritable durante el día.
• Si se ve afectado su apetito, peso o altura.
• Si su sueño es excesivamente corto o excesivamente largo para su edad, o, de manera rutinaria, duerme en horas poco habituales.
