La importancia del juego en el niño

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El juego es la principal ocupación de todo niño. Incluso dentro del útero el bebé ya juego, con el dedito o el cordón umbilical, hecho que puede observarse en las ecografías. Al nacer continúa haciéndolo, desde el primer momento con el pezón mientras se alimenta. Así va reconociendo los sentidos y adquiriendo las primeras experiencias sensoriales, jugando con los olores el tacto y los sonidos.

A medida que va creciendo, el pequeño comienza a jugar con su cuerpo –con sus manos, con los piecitos- y en el agua durante el baño. Después, con la comida y los objetos que encuentra a su alcance, y más adelante con los juguetes.

El niño utiliza el juego para expresar sentimientos y emociones que -debido a su edad- no puede traducir en palabras, además constituye un estímulo vital para el aprendizaje de diversas funciones, que servirán no sólo durante la infancia sino a lo largo de la vida.

El juego representa un indicador de salud, tanto físico como emocional: un niño que juega es un niño sano. Mediante éste va aprendiendo todo: sobre su cuerpo, sus conductas, lo que ésta bien y lo que no, y los límites que se le van marcando.

Queda clara que se trata de una actividad vital para su desarrollo. Por lo tanto, es indispensable que los papás lo fomenten y lo compartan siempre permitiendo que el niño se exprese y de rienda suelta a su potencial creativo. Es una excelente oportunidad para observar sus conductas.

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