Los niños inquietos necesitan rutinas diarias

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A esta edad, cuando son pequeños entre los 2 o 3 años, tienen una vitalidad inagotable, capaz de cansar a cualquiera. ¿De dónde sacan tanta energía? Son verdaderos terremotos, siempre están moviéndose, no pueden permanecer quietos más de un minuto. Durante las comidas se levantan un montón de veces y, cuando juegan, lo que más les gusta es destrozar los juguetes.

LOS NIÑOS INQUIETOS:

A veces el problema radica en las expectativas equivocadas sobre cómo debe comportarse un chico de dos años. Lo habitual a esa edad es que no paren, les encanta explorar, empujar, abrir, desarmar, tocar, tirar….Han adquirido cierta destreza y seguridad en sus habilidades motoras (correr, saltar, trepar…), pero no son conscientes del peligro que muchas actividades generan.

Son capaces de hacer frases cortas para decir cómo están y pedir lo que quieren, pero aún no comprenden la mayoría de las normas sociales.  Hay que ir enseñándoles poco a poco y al mismo tiempo repetar su sana curiosidad por el mundo. No es necesario tener programada una actividad para cada minuto, pero sí es conveniente respetar los horarios de comida y sueño. A partir de ahí se pueden organizar los tiempos en función de las necesidades.Con los pequeños que son excesivamente inquietos hay que tener mucha paciencia por parte de los padres.

Conviene contarles por adelantado lo que vamos a hacer cada día y cada rato, incluso si es muy parecido a lo que hicimos el día anterior. Y podemos explicarles lo que esperamos en algunos momentos: “Cuando vayamos por la calle, iremos de la mano”, “en la plaza, jugaremos una carrera”, “vamos a tomar la leche a la casa de la tía”…. Así les vamos enseñando a comportarse de una forma u otra.

     

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