La lactancia materna es especialmente beneficiosa cuando los bebés sufren una enfermedad o son prematuros. La composición de la leche se adapta a las necesidades del bebé pretérmino y, por sus cualidades, es más un “medicamento” que un alimento. Desde 1.500 kg. los bebés pueden mamar directamente del pecho, y antes la madre puede extraerse la leche para que se la den a su hijo.
Por otro lado, si el bebé sufre un problema importante de salud, como una cardiopatía, la lactancia sigue estando indicada, pues se ha demostrado que tomar el biberón fatiga más que succionar el pecho.En realidad, casi todas las dificultades se pueden salvar; por ejemplo, con labio leporino y paladar hendido también es posible mamar.