La higiene diaria y el cuidado cosmético de los recién nacidos y los niños de corta edad, no sólo se basa en el baño diario, el cambios de pañal o la colonia. Podemos decir que, la piel infantil tiene una serie de características que hacen imprescindible el uso de unos productos específicos y tomar consciencia de los cambios que hay que introducir en el aseo habitual a medida que el pequeño crece.
Tenemos que partir de una premisa y es que, la piel del niño, es inmadura. Esto se debe a que la piel del bebé posee un film hidrolipídico de bajo grosor y escaso (debido a la ausencia de sudor o sebo), por lo que tenderá a resecarse, deshidratarse o irritarse.
Por otro lado, la producción de melanina es insuficiente, factor que explica la hipersensibilidad al sol; característica de las pieles más jóvenes. No hay que desestimar la defensa inmunitaria, ésta es menor y su flora microbiana es más débil, con el consiguiente riesgo de infección añadido.
Según lo comentado anteriormente, las empresas cosméticas tienen en cuenta todas estas pautas en el momento de fabricar líneas de productos para el cuidado infantil. Es por ello, por lo que resulta de vital importancia utilizar cosméticos de primeras marcas, sobre todo en la primera etapa de la infancia.
