Recuerda que el sueño de un bebé no tiene nada que ver con el nuestro. De entrada, no distingue entre la noche y el día, simplemente duerme cuando está cansado. Durante los 0 y 6 meses, necesita dormir entre 12 y 16 horas diarias, hace largas siestas y se despierta para mamar o reclamar el biberón. Su estómago es pequeño y su dieta líquida, hace que su digestión sea rápida. A partir de los 6 meses ya tienen establecidas las fases del sueño, y, poco a poco, van acortando las siestas durante el día, pero no todos los niños son iguales, pero tarde o temprano, acaban adaptándose.Existen tácticas que puedes usar a partir de los cuatro meses:
1. ACUÉSTALO SIEMPRE A LA MISMA HORA. Comprueba si tu bebé se duerme y se despierta por las noches siempre a la misma hora. Si es así, respeta su ciclo y averigua en qué momento del día le entra el sueño para saber a qué hora debes acostarlo por la noche.
2. ACORTA SUS SIESTAS. Hazlo poco a poco y de forma progresiva para lograr que no se alarguen más de dos horas cada una. ¿Cómo? Pues despertándolo suavemente con caricias, cosquillas en los pies, agarrándolo sobre tu regazo…. A partir de los 6-7 meses necesitan sólo dos siestas, una por la mañana y otra a media tarde.
3. REPARTE EQUITATIVAMENTE LAS HORAS DE SUEÑO. Intenta repartir las siestas a lo largo del día, de modo que disten tanto de la hora de levantarse como de la de acostarse, así como entre ellas.
4. DEJA QUE DUERMA EXPUESTO A LA LUZ. Cuando se duerma durante el día no lo lleves a su habitación ni le dejes a oscuras. Así aprenderá a distinguir el día de la noche.
