Cuando la desesperación silencia una vida: el abandono neonatal como síntoma de un sistema roto

La reciente aparición del cuerpo desmembrado de una bebé recién nacida en el vertedero de Loeches (Madrid), presuntamente arrojado allí por su madre, ha estremecido a todo el país. Un suceso trágico, que no solo conmueve por su crudeza, sino que evidencia el fracaso de un sistema que no logra proteger ni a las madres más vulnerables ni a los niños que traen al mundo.

Desde la Fundación Madrina, entidad que atiende a madres en situación de extrema vulnerabilidad, advierten: “no es un caso aislado, sino la consecuencia de un silencio institucional que mata”. La falta de ayuda efectiva, la criminalización de la pobreza, y el miedo constante de muchas mujeres a perder a sus hijos si piden auxilio, acaban empujando a algunas hacia la clandestinidad… o incluso hacia decisiones fatales.


Causas múltiples, un mismo abandono

El abandono paterno es una de las principales causas detrás de estos casos. Según datos de Fundación Madrina, está presente en el 40% de los abandonos de bebés. Pero hay más: madres migrantes sin empadronamiento (lo que impide su acceso a sanidad y ayudas sociales), pobreza extrema, depresión posparto, exclusión y miedo a ser señaladas por los servicios sociales.

El 35% de las madres en situación de riesgo no acuden a los servicios sociales precisamente por el temor a que les retiren la custodia. Muchas se enfrentan solas a una situación desesperada, donde el sistema más que ayudar, castiga.

Y en medio de este colapso silencioso, los bebés quedan sin protección. “Muchas mujeres prefieren esconder el embarazo, incluso poner fin a la vida del recién nacido, antes que perderlo en manos del Estado”, denuncia la entidad.


La tragedia invisible: cifras que no aparecen en las estadísticas

El caso de Loeches ha reabierto un debate incómodo. ¿Cuántos bebés mueren en condiciones similares en España sin que sus casos trasciendan?

La Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género solo contabilizó 9 infanticidios en 2024, al limitarse a los cometidos por padres varones. Sin embargo, asociaciones independientes hablan de al menos 35 casos en 2024, de los cuales 21 corresponderían a recién nacidos. Muchos de estos cuerpos fueron encontrados en vertederos o contenedores, sin identificación, sin historia, sin nombre.

La ausencia de un registro común y criterios claros entre cuerpos policiales y organismos oficiales agrava el problema. Mientras tanto, la realidad se esconde bajo capas de burocracia, falta de coordinación y miedo institucional a reconocer la dimensión del drama.


Un caso, muchos factores

El caso de la bebé hallada en Loeches aún está bajo investigación judicial. La madre, de 35 años y con tres hijos a su cargo, había estado bajo la mirada de los servicios sociales. Las primeras hipótesis apuntan a una posible muerte por asfixia o falta de atención, seguida de una acción desesperada para ocultar el cuerpo.

La Fundación Madrina insiste en que detrás de este tipo de crímenes suele haber un colapso mental, un miedo extremo, y una acumulación de factores de riesgo como los ya mencionados: pobreza, exclusión, salud mental desatendida, y la presión social.


Proteger la vida antes del drama

¿Qué se puede hacer para prevenir estas tragedias?

La Fundación Madrina propone diez líneas de actuación urgente, desde medidas legales hasta acciones comunitarias:

  1. Instalación de «Cunas Seguras»: espacios confidenciales en hospitales y centros sociales donde madres en crisis puedan dejar a sus bebés de forma anónima y segura.
  2. Reconocer legalmente el abandono paterno como violencia de género, con implicaciones judiciales y pérdida de derechos sobre el menor.
  3. Reforma de la ley de adopción, facilitando procesos más rápidos y la figura de la adopción semiabierta.
  4. Unidades móviles de atención integral, que se acerquen a los barrios vulnerables y detecten situaciones de riesgo antes de que sea tarde.
  5. Acceso universal a la sanidad y ayudas sociales sin requisitos burocráticos, especialmente para madres sin papeles o sin empadronamiento.
  6. Cribado obligatorio de salud mental perinatal en centros de salud, para detectar y tratar casos de depresión posparto y otras patologías.
  7. Campañas de sensibilización pública sobre maternidad vulnerable, derechos y apoyos disponibles.
  8. Auditoría urgente de los servicios sociales, con refuerzo de personal y mejora de la coordinación interinstitucional.
  9. Fomento del apoyo privado y empresarial, con iniciativas como las «canastillas solidarias» o programas de empleo para madres.
  10. Cambio del discurso público, dejando de criminalizar la pobreza y difundiendo recursos como la línea de ayuda 24h de Fundación Madrina: 900 649 198.

Más que asistencia: un proyecto de vida

La Fundación Madrina no solo actúa en la emergencia. Cada mes atiende más de 150 nacimientos y 500 madres derivadas por administraciones públicas y entidades privadas. Les ofrece vivienda, comida, apoyo psicológico, formación, y empleo. Trabajan con más de 55 nacionalidades, acogiendo a quienes nadie más acoge. Son el último refugio de muchas.

Su responsable lo resume así: “Estas madres no tienen a nadie. Son las más pobres entre los pobres. Como hacía la Madre Teresa, nosotros acogemos cuando ya nadie más lo hace”.


España no va bien si un niño pasa hambre

Más de un millón de menores en España no tienen acceso regular a una alimentación adecuada. El país se sitúa entre los primeros de Europa en pobreza infantil. ¿Cómo puede afirmarse que “todo va bien” cuando hay niños que mueren, otros que pasan hambre y madres que dan a luz solas, sin red?

La vida de un solo bebé debería bastar para sacudir a una sociedad entera.

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