Aunque se trate de problemas realmente muy aparatosos, lo cierto es que la mayoría de trastornos oculares son fáciles de tratar. Si el problema no desaparece en un par de días, consulta con tu médico. Trata de averiguar si padece alguna de estas infecciones.
CONJUNTIVITIS EN RECIÉN NACIDOS:
Este trastorno aparece poco después del parto. Puede venir provocado por las bacterias que afectan al bebé a su paso por el canal de parto. Puedes observar: un líquido amarillento que deja una especie de costras sobre las pestañas o los párpados.
BLEFARITIS:
Puede aparecer como resultado de una infección o debido a los restos de costra láctea que se depositan sobre los ojos y los irritan. No es un problema grave, pero puede ser infeccioso. Puedes observar que alrededor del párpado se forma una especie de costra. Por la mañana los ojos están enganchados y es posible ver una especie de escamas blancas o del color de la piel entre las pestañas o sobre los ojos, que están enrojecidos y presentan aspecto dolorido.
CONJUNTIVITIS:
Se trata de una infección ocular muy molesta, que normalmente aparece tras un resfriado o por culpa de un virus. El principal síntoma es una inflamación de la conjuntiva, la membrana mucosa que cubre los ojos y la parte interior de los párpados. Puedes observar que la zona blanca de uno o de ambos ojos está hinchada y de color rosado.
Si se trata de una infección vírica, los ojos presentarán un exceso de lágrima. En cambio, si la infección es bacteriana, podremos apreciar una especie de secreción blanca o amarillenta. Por la mañana tu hijo tendrá los ojos enganchados y los párpados hinchados. En ocasiones la hinchazón prácticamente no permite abrir los ojos. Es posible que sienta picor y que se rasque.