La respuesta es sí. Hoy en día, los padres disponen de herramientas muy válidas para controlar y prevenir el posible contagio de piojos.
1.- Prevención Mecánica: simplemente mediante el cepillado frecuente de la cabellera de los niños con un peine lendrera. Así podemos apreciar, a simple vista, si el niño tiene piojos o no. Sólo así sabremos si hay que afrontar el problema con rapidez.
Nota: recordemos que este tipo de peine tiene las púas estrechas.
2.- Prevención Química: en la farmacia española existe un repelente específico de piojos llamado REPELICE. Este producto permite prevenir el contagio en entornos de Alto Riesgo, es decir, cuando ya se han detectado piojos en el aula del niño y nos llega a casa una circular en la que se dice: «en la clase de su hijo/a se han detectado piojos…», o algo parecido. Este momento será el adecuado para aplicar el repelente de piojos antes de ir a la escuela, así evitaremos un contagio.
Además, REPELICE también protege frente a las reinfestaciones, es decir, si al finalizar un tratamiento pediculicida aplicamos antes de ir a la escuela el repelente de piojos, evitaremos el recontagio y, con ello, volver a incidir en el problema.
De esta manera, los niños que realizan bien el tratamiento pediculicida no estarán predispuestos a sufrir de nuevo la infección con la consiguiente puesta en práctica del tratamiento. Quedarán, pues, protegidos con este novedoso producto.