La alergia es una reacción excesiva del sistema inmunitario a una sustancia por unas predisposición genética.
Las manifestaciones más frecuentes son:
- Asma: Se produce un estrechamamiento de bronquios y bronquiolos que produce dificultades al respirar.
- Eccema y/o dermatitis atópica: Una reacción de picor y descamación de la piel.
–En el embarazo se modifica el sistema inmunitario para que la madre pueda llevar en su seno «un ser extraño» (el 50% de los genes del bebé son del padre). Por eso, las reacciones alergicas pueden cambiar. De hecho, el asma mejora en un tercio de las embarazadas; otro tercio no modifica su situación previa y el otro, empeora. No obstante, es importante que en el embarazo, el asma esté controlada, porque puede provocar partos pretérmino y bebés con bajo peso por la falta de aporte de oxígeno si los ataques son frecuentes y no se atajan pronto.
–Hay que intentar disminuir las sustancias que desencadenan las crisis, entre ellas el tabaco. Entre un 20 y un 25% de las embarazadas fuman, y esto puede desencadenar ataques asmáticos. Cuando el asma está provocado por pólenes es interesante usar mascarillas con filtro en la época de mayor posición ambiental.
–La mayoría de los inhaladores se pueden usar en la gestación, aunque la mujer debe estar asesorada por su médico. Es mejor para el bebé que la mujer tome su medicación supervisada por su médico que no tomarla.
–Otras reacciones más leves, como la rinitis alérgica, a veces se soluciona con lavados con suero salino. En caso necesario, se puede usar la misma medicación que en el asma, pero en dosis menores. Para el resto de alergias (medicamentos, alimentos…..) hay que procurar no exponerse ni tomar las sustancias que las provocan. Si se producen la medicación, corticoides, es eficaz y no afecta al bebé si se toma bajo control médico.