Cuando llega el invierno, cerramos las ventanas y encendemos la calefacción haciendo que baje el nivel de humedad de la casa. El nivel adecuado oscila alrededor del 60%. Por debajo, se seca la garganta, se tapa la nariz y se agravan los problemas respiratorios y las alergias. Por eso, los pediatras aconsejan usar algún aparato que lleve humedad a las vías respiratorias y al ambiente para contrarrestar la sequedad.
Pero, ¿es mejor el vaporizador o el humidificador?
La función de los dos es producir humedad para ayudar a que fluyan las secreciones que tienen los niños cuando están acatarrados, acelerando su recuperación. La principal diferencia es que el humidificador funciona en frío mientras que el vaporizador produce vapor caliente. Los humidificadores necesitan agua destilada y hay que mantenerlos muy limpios, porque, al no calentarse el agua, pueden proliferar más fácilmente bacterias u hongos. Pero tienen la ventaja que son más seguros porque no producen vapor caliente y por eso no hay riesgos de quemaduras.
Los vaporizadores pueden funcionar con agua del grifo, porque al calentarse (a unos 100°) se eliminan posibles microorganismos. Producen vapor caliente de agua, por eso hay que tener extremo cuidado en el manejo de estos aparatos con niños alrededor. Hay que ponerlo siempre en el suelo, lejos del alcance de los niños y recomiendan usarlo antes de irse a dormir para evitar que quede encendido durante la noche y pueda causar algún accidente. Hay que limpiar una vez al mes la resistencia donde se va acumulando sarro. También permiten colocar bálsamos con esencias.
Lo último son los humidificadores ultrasónicos, que son súper silenciosos y producen micro partículas de niebla que quedan suspendidas en el aire por más tiempo. Se puede regular el flujo de vapor y al ser en frío, se pueden utilizar también en verano. La desventaja es que son más caros. A la hora de utilizar estos aparatos, ya sean de un tipo o de otro, conviene tener en cuenta algunas medidas de seguridad e higiene como son:
- Limpiarlos dos veces por semana si se usan a diario. Para una correcta limpieza se debe utilizar un cepillo para eliminar todos los restos sólidos que pueda tener el depósito.
- No utilizar detergentes y aclarar bien todas las piezas para evitar que se disperses sustancias nocivas al aire.
- Es preferible el uso de agua destilada, en el caso de los ultrasónicos imprescindible, y se debe cambiar a diario.