Pensando en su descanso, lo importante es que te centres en dos cosas: el colchón y la almohada.
ALMOHADA: ¿SÍ o NO?: La verdad es que los especialistas coinciden en que no y la razón que dan es convincente: si la usan forzarán la curvatura del cuello.
• Su cuerpo tiene que crecer: Los bebés tienen una cabeza proporcionalmente más grande que el resto del cuerpo. De este modo, cuando están estirados boca arriba pueden apoyarla sin que caiga hacia atrás. Prueba tú: los adultos necesitan el apoyo de un colín porque, sino, la barbilla mira hacia el cielo y las cervicales sufren más de la cuenta.
• Cuándo la necesitará: Difícilmente antes de los dos años (prohibido antes de los 12 meses). A esta edad su cuerpo ya está mucho más proporcionado y es probable que necesite una almohada para que la cabeza repose en el mismo eje que el cuerpo. Otra pista que te ayudará a darte cuenta es la postura en la que duerme. Si lo descubres durmiendo de lado notarás si la cabeza le cae un poco.
• Almohada debe ser: Plana (4 cm) y con agujeros de ventilación.
EL COLCHÓN: Los adultos ya sabemos lo importante que es para descansar bien.
• La espalda y, por extensión, los huesos de tu hijo, son todavía muy flexibles y necesitan reposar sobre una superficie lo suficientemente rígida para descansar en una buena postura. Sopesa pros y contras: los de látex aúnan firmeza y elasticidad, los de coco trenzado son eficaces contra la proliferación de bacterias.
• Ojo con el somier: Un buen colchón puede quedarse en nada si la base no es la adecuada, es decir, plana y no deformable. La separación entre el somier y los laterales y el cabezal no debe ser superior a los 2,5 cm. Cuando lo compres que el sistema de sujeción a la cuna no permita ningún movimiento. Si es de láminas, la distancia entre ellas no debe ser superior a 6cm. y si es de mallas metálicas, a 8, 5cm.
• Colchón debe ser: Misma medida que el somier, transpirable, plano e indeformable.