Aunque tenemos que enseñar al niño a esperar, no sería justo abusar de su paciencia, mas sabiendo que los pequeñitos generalmente no tienen mucha paciencia. Su capacidad para aguantar determinadas situaciones está claramente limitada por su edad.
–Establece rutinas y horarios. Será más difícil que el niño te pida que le cuentes un cuento mientras haces la cena si sabe que siempre se lo cuentas después de cenar.
–No le anticipes demasiado lo que vais a hacer cuando el niño todavía no comprende lo que significan los diferentes períodos de tiempo. Si le dices a tu hijo de 3 años que dentro de cuatro días vais a ir al zoo, es probable que te canses de escucharle: «¿Y ya vamos? ¿Es ahora? ¿Y cuándo vamos?». Lo mismo te va a pasar si es mas chiquito, y le dices de tarde vamos a la casa de Manuelito, te va a preguntar ciento de veces ¿ya es la hora?. ¿Falta mucho?
–No le sometas a largas esperas y, si son inevitables (el médico, la compra, un viaje), recurre a tu imaginación para hacérselas más tolerables: juega al «veo veo» o a «palabras encadenadas» o cuéntale un cuento.