Los test genéticos basados en las pruebas de ADN, además de para determinar la predisposición a contraer o no una determinada enfermedad, también son utilizados en otras áreas como la jurídica, debido a que este tipo de analítica permite también determinar la paternidad biológica y otro tipo de parentescos.
Así pues, son bastantes frecuentes las «pruebas de hermanazgo», tal y como comenta el biólogo Daniel Manzanares, responsable del departamento de genética forense del laboratorio ADF TecnoGen, especializado en estudios de filiación biológica e identificación genética humana, mediante análisis de ADN.
Estas pruebas permiten determinar la consanguinidad fraterna y se pueden realizar tanto en hermanos de padre y madre, como entre medio hermanos.
No obstante, también se pueden hacer pruebas de segundo grado de parentesco o abuelidad. Éstas determinan la relación biológica entre una persona y su presunto abuelo o abuela. Pero, también permiten constatar la zigosidad gemela, una prueba cuyo principal objetivo es determinar si dos hermanos gemelos son idénticos o no; y que suele realizarse por prescripción médica como: determinar si un gemelo puede donar a otro un órgano o no.
No debemos de olvidar las adopciones; éstas son otra de las circunstancias en las que se utilizan este tipo de test para establecer los parentescos.
Así pues, si las pruebas de maternidad son escasas, sí que se recurre a ellas en casos muy concretos, por ejemplo: madre que tienen la sospecha que ha habido una equivocación en la asignación de los recién nacidos; personas adoptadas que desean tener toda la certeza de que se han encontrado con sus verdaderos progenitores; o, aquellas circunstancias en las que se ha producido una fertilización in vitro y la madre quiere asegurarse de que el embrión implantado es realmente suyo.