La recuperación del cuerpo de una mujer que acaba de tener un bebé se produce lentamente no sólo por motivos hormonales. Aún así no hay que desesperar: junto con el pecho, el abdomen es la zona más afectada por el embarazo. Debido a que su aumento ha sido desproporcionado con respecto al resto del cuerpo, la piel del abdomen presenta las consecuencias de un gran estiramiento.
Estrías, flacidez, son los trastornos más comunes. También hay que dar tiempo a la cavidad uterina a que retome su dimensión anterior al embarazo. Además, existen otros factores a tener en cuenta, por los cuales una mujer puede demorar en bajar el abdomen.
Hay que contemplar si la mamá está amamantando, porque durante la lactancia aumenta el metabolismo hormonal, por lo que no hay una disminución notoria de la panza, además la dieta no puede ser hipocalórica.
También la menstruación se atrasa y probablemente la mujer retenga líquidos. Hay que tener en cuenta que en algunos casos (especialmente si se ha practicado una cesárea), se puede tardar hasta un año en recuperar la silueta. La cantidad de partos no guarda una relación directa con la mayor o menor dificultad para bajar el abdomen, depende también de la predisposición hormonal y genética de cada mujer.
Lo que sí puede suceder es un aumento de la flaccidez de la piel si se han tenido varios partos. Recuerda que lo ideal es no aumentar más de un kilo y medio por mes, si una mujer aumentó 30 kilos le va a costar mucho más bajar de peso luego del parto. Paciencia y constancia, dieta y ejercicios adecuados, son las claves para ir devolviendo al cuerpo un contorno esbelto.