La luxación congénita de cadera es una malformación de la articulación de la cadera que se presenta en los recién nacidos. La frecuencia de aparición es de 1 por cada 1,000 nacimientos. En ocasiones las pequeñas luxaciones pueden pasar desapercibidas y no dan sintomatología hasta la edad adulta. La articulación de la cadera está formada por la cabeza del fémur y el acetábulo, que se encuentra en la pelvis. La luxación aparece cuando ambas partes no se articulan apropiadamente.
Suele tratarse de recién nacidos de sexo femenino en el 80% de los casos, nacidos en presentación de nalgas. La afectación puede ser uni o bilateral, es decir, puede afectar a una pierna o a las dos. En esta edad y durante el primer mes, es importante la maniobra de Barlow, la cual pretende notar el resalte producido en la cadera luxable con la entrada y salida de la cabeza femoral de la cavidad cotiloidea.
En el recién nacido, la ecografía de la cadera es un procedimiento diagnóstico importante dentro de la articulación coxofemoral, ya que los ultrasonidos proporcionan imágenes detalladas de la cadera ósea y cartilaginosa del neonato. Se hará cuando el bebé presente algún signo de sospecha, no siendo indicada su petición sistemática.
Los objetivos que se persiguen en el tratamiento de la luxación congénita de cadera son:
1. Conseguir la reducción articular.
2. Mantener la máxima estabilidad de la cadera.
3. Resolver la frecuente displasia residual.
El tratamiento puede durar hasta los 6 meses aproximadamente.
Primero se utiliza el arnés de Paulik, y en caso de no conseguir la reducción a las 2-3 semanas, se coloca un yeso con la cadera en una determinada posición. Esta última pauta es la que se hace de entrada, cuando el diagnóstico se efectúa después de los 6 meses de edad.