Tras una interrupción del embarazo, la mujer sufre un período de tristeza, culpabilidad y dolor por la perdida que nadie parece comprender. Quien ha pasado por el lamentable trance de la pérdida de un embarazo ha debido soportar (además del hecho en sí), los comentarios casi siempre bien intencionados pero a veces crueles de quienes lo rodean.
Por lo general, estos pretenden ser un consuelo, aunque pocas veces logren su objetivo. Lo tremendo –para quien está aún de duelo por la pérdida- es que ni la sociedad, ni la familia, ni la mayoría de los médicos le conceden a ese drama personal la jerarquía que él merece. Suele decirse que sólo se trata de un percance y que el embarazo siguiente se desarrollará normalmente.
Ocurre que no sólo se ha perdido físicamente un embarazo. Se trata de algo mucho más serio: se ha frustrado una esperanza. Y eso trae aparejado un costo emocional que será mayor o menor de acuerdo con lo que ese hijo significa para la mujer o la pareja, así como el estado psicoemocional en que se encontraban ambos padres en potencia.
Es frecuente que la mujer que ha perdido un embarazo sienta que nadie la comprende –a veces ni siquiera su marido- que también ha perdido a su bebé. Se considera que la mujer se repone con facilidad de esa maternidad frustrada, pero depende de varios factores. Existe una línea divisoria entre la primeriza y la que ya tiene hijos.
Para la primeriza representa, además de la tristeza natural, una disminución de su autoestima al no ser capaz de pasar la prueba de la maternidad. La segunda, que ya ha demostrado que ha cumplido su papel, no suele experimentar una reducción de su autoestima, pero sí un gran dolor por la perdida, ya conoce el cariño hacia otros hijos.
La mayor parte de las interrupciones espontáneas de la gestación tienen lugar durante el primer trimestre. Cuando pierde a su bebé, se cuestiona si va a lograr quedar embarazada otra vez y, por lo tanto se cuestiona su función como mujer. Se hace responsable no sólo porque ha perdido algo propio, sino también porque era un proyecto de pareja.