Se trata de una erupción cutánea que se manifiesta con la aprobación de granitos blancos especialmente en el rostro del recién nacido, aunque también puede extenderse a otras áreas del cuerpo como el tronco o lo brazos.
¿POR QUÉ SE PRODUCE?
La presencia de miliaria en los bebés se asocia con la obstrucción de los poros de la piel como consecuencia de un ambiente húmedo o cálido o por exceso de ropa de abrigo, lo que provoca una retención de sudor que se transforma en pequeños granitos como consecuencia de la falta de transpiración.
El resultado es la aparición de pequeñas erupciones blanquecinas especialmente en la cara del bebé conocidas como milios. Es especialmente frecuente en los prematuros por la inmadurez de sus glándulas sudoríparas, incapaces de lograr una transpiración correcta de la piel.
Aunque este trastorno cutáneo no reviste e incluso su incidencia es frecuente durante las primeras semanas de vida es conveniente distinguir varios niveles.
MILARIA CRISTALINA: También conocida como sudamina; es la variedad de miliaria más frecuente en los bebés y se caracteriza por presentar erupciones superficiales, sin halo inflamatorios alrededor de los granitos y que se rompen fácilmente.
MILARIA RUBRA: Es un sarpullido producido por el calor y acompañado de inflamación que se localiza en los pliegues de la piel y en aquellas zonas cubiertas por la ropa.
MILARIA PUSTULOSA Y PROFUNDA: Apenas se observa en niños.
TRATAMIENTO:
La mayoría de los episodios de miliaria en los bebés remiten por sí solos en pocos días no presentando complicaciones. Lo importante, tanto para prevenir como para remitir su aparición, es evitar la sudoración del pequeño manteniéndole en un ambiente ligeramente fresco, no cargado, y vistiéndole con la temperatura del lugar. La aplicación de cremas o talcos en la piel del bebé con miliaria no es aconsejable, ya que se obstruirán aún más los poros agravando, por lo tanto, la situación.
