Segunda parte. Habrás oído muchas veces que el niño debe mamar a demanda. Pero ¿sabes lo que significa y su importancia? Cuando tu hijo puede alimentarse así, te aseguras de que come exactamente lo que necesita y de que tu pecho fabrica la cantidad de leche adecuada.
Te contamos en qué consiste exactamente.
■ Establecer horarios rígidos con la lactancia es uno de los mayores riesgos para fracasar en ella. Hace un tiempo se recomendaba a las madres dar el pecho cada tres horas y estar 10 minutos en cada uno, pero se ha comprobado que es un error. Esta «norma» ha calado hondo socialmente y muchos bebés tienen que seguir ese tiempo de espera para comer. Pero en la verdadera alimentación a demanda el que marca las pautas es el bebé. Y nunca se equivoca.
■ Si no pide demasiado. Algunos niños que han nacido antes de tiempo o con bajo peso pueden mostrarse demasiado adormilados y no demandar casi nunca el pecho. Se entra así en un círculo vicioso, pues no piden porque están débiles, y están débiles porque no comen. En estos casos conviene despertarlos suavemente para que mamen al menos cada tres horas de día y hagan, como mínimo, dos tomas de noche.
■ La ansiada «regulación». Es cierto que los bebés piden con mucha frecuencia y que de mayores, según va aumentando la capacidad de su estómago, distancian algo sus tomas, pero no esperes eso de que «se regule» solo. Al igual que pasa con los adultos, los niños no tienen siempre hambre a la misma hora no en intervalos idénticos. Cuando son más mayorcitos suelen hacer menos tomas, pero no siempre es así; depende mucho de cada niño. Lo importante es darle cuando pida; sólo él sabe cuándo tiene hambre.
■ Pide a todas horas. Cada cierto tiempo, habitualmente unas seis semanas, los bebés tienen periodos de crecimiento rápido en los que van a pedir, auqnue sean mayores, muchas veces. No pienses que tu leche ya no vale, no es eso; simplemente es el mecanismo para que tú produzcas más leche, que es la que él necesita en ese momento (cuanto más mama, más leche fabricas).