Tu hijo empezaré a caminar cuando esté preparado y no antes. Pero tú puedes ayudarle en su puesta a punto.El control muscular es la pieza clave, y ésa es una capacidad que tu hijo irá adquiriendo progresivamente. Es lo que, técnicamente, se denomina duración neuromotriz.
Progresa de arriba abajo: el control total de las diferentes partes del cuerpo empiezan en el cuello y los hombros, sigue por la espalda, brazos y manos, las caderas, las piernas y los pies.
Se desarrolla de adentro afuera: por eso, el control sobre los dedos de manos y pies llega al final de cada etapa. Antes se apoyará en los codos que en las manos, y se arrodillará o gateará antes que empezar a andar.
UNA CUESTIÓN DE ENTRENAMIENTO:
Además de una cuestión de madurez, tu hijo progresa físicamente porque practica. ¿Verdad que cuando tenía tres o cuatro meses insistía en elevar la cabeza aunque le fuera de un lado para otro? Al final consiguió sostenerla firmemente. Del mismo modo, todas sus patadas y movimientos de brazos también le han ayudado a tener unos músculos más fuertes.
SE PONE A PRUEBA:
A los niños en general les encanta comprobar los límites de su propia fuerza y es en ese sentido donde radica el éxito de seguir avanzando. En cuanto comprende que su cuerpo es una sola unidad y que tiene control sobre él, se lanza a la aventura.
ASPECTOS QUE PUEDES «TRABAJAR»:
La tabla de gimnasia adecuada para tu hijo será la que consiga centrarse en tres aspectos:
Equilibrio: sin él no se detendrá. También será fundamental para su desarrollo físico posterior (andar sobre una línea, saltar, esquivar obstáculos)
Potencia: para poder caminar tu hijo precisa de suficiente fuerza muscular, primero para sostener su peso, y después para desplazarlo.
Flexibilidad: es básica para que empiece a moverse. Caderas, rodillas, tobillos…además de los músculos, las articulaciones tienen una importancia fundamental.