Cuándo decides pasar a tu bebé del pecho al biberón, hay ciertas cosas que debes tener en cuenta.
El paso al biberón. La leche materna es la mejor para tu hijo. Está hecha por el mejor fabricante ~tu organismo- para satisfacer específicamente todas sus necesidades nutricionales y, además, es una fuente inestimable de anticuerpos y le protege contra alergias y enfermedades. Sin embargo, algunas madres deciden pasar al biberón, que también le podrá dar otra persona al niño.
La preparación. Sigue las instrucciones del fabricante al pie de la letra para preparar los biberones. La mezcla de agua y leche en las proporciones adecuadas evita problemas de alimentación en el niño. Si añades demasiada o poca leche, o agua cambiará esta composición, y tu hijo no estará bien alimentado o puedes sobrecargar su sistema digestivo o renal.
Los gases. Puede que tu bebé necesite echar gases cuando todavía no se haya terminado el biberón, aunque esto depende de la cantidad de aire que haya tragado. Una buena forma de ayudarle es apoyándolo sobre tu hombro y dando palmaditas en su espalda. También puedes tumbarlo en el antebrazo, aunque con esta postura es más probable que regurgite algo de leche. Si lo sientas en posición incorporada, su tripita se doblará, de forma que le costará más trabajo echar los gases.