Los bebés lloran siempre por algo que les produce malestar: sueño, miedo, hambre o, lo más frecuente y que suele ser causa de los anteriores, la falta del contacto físico con su madre u otras personas del entorno afectivo. Investigadores del Hospital Universitario La Paz de Madrid, validaron hace un par de años la escala LLANTO. Entonces fue la primera y única herramienta española que medía el nivel de dolor en niños de forma rápida y sencilla. Esta fue realizada por la Unidad de Dolor Infantil, Servicio de Anestesiología Infantil. La única manera que tiene el bebé de comunicarnos su dolor es a través del llanto.
Es perfectamente normal que un bebé llore cuando tiene hambre, sed, cansancio, soledad o dolor. Al no saber hablar, la única manera de comunicarse con los adultos es llorando. Hasta ahora, aunque conozcamos a nuestros hijos, no sabemos 100% seguro valorar su llanto. En un hospital que tratan niños con dolores, pueden ponerles un tratamiento farmacológico insuficiente al no saber valorar su dolor.
Es de suma importancia poder valorar el llanto del bebé. Esto podría resultar de gran utilidad cuando un niño o niña de estas características haya de ser, por ejemplo, intervenido quirurgicamente. Y de esta forma poder hacer también una evaluación del dolor. El estudio de validación se realizó sobre 54 niños que habían sido intervenidos quirúrgicamente. Durante el mismo, tres sanitarios -un anestesiólogo pediátrico, un residente y una enfermera- fueron los encargados de observar a los menores y midieron su tipo de llanto, actitud psicológica, patrón respiratorio, tono motor y expresión facial.