La mayoría de las mujeres dan a luz alrededor de las 40 semanas de embarazo, que es el tiempo que dura una gestación normal. Los partos que tienen lugar entre las semanas 37a y 42a se dice que son a término; si se producen antes, se denominan partos prematuros y cuando se producen después de la semana 42a se habla de embarazo prolongado.
Cuando la mujer cumple las 37 semanas de gestación, el obstetra suele decirle que «está a término», lo cual a veces induce a equívocos, porque se mentaliza de que puede dar a luz en cualquier momento cuando, lo más probable, es que le queden todavía tres semanas de gestación. Por eso, muchas embarazadas tienen ansiedad cuando ven que llegan a la semana 40a ó 41a y no tienen síntomas de parto.
Algunas mujeres se preguntan si pueden hacer algo para desencadenarlo, realmente no hay medidas eficaces, pero conviene evitar el sedentarismo. En cuanto a los controles médicos, el ginecólogo puede recomendar un registro de las pulsaciones del futuro bebé y de las contracciones del útero (monitorización) cada siete días, o puede no recomendarlo, porque algunos consideran que no es eficaz. Si el embarazo se prolonga más de 42 semanas, en ese caso sí se aconseja hacer una monitorización cada 48 horas. Cumplidas las 41 ó 42 semanas, el doctor inducirá el parto, porque el bebé está más seguro en brazos de su madre que en el útero.