Había una vez, en un pequeño pueblo habitado por animales domésticos, un perrito con malas ideas, y muy desobediente. Daba tan terribles y feos consejos a sus amiguitos, que éstos se volvían malos como él.
Los padres de los otros perritos, temerosos de la influencia ejercida por él, encerraron a sus hijos en las casas, sin poder salir a jugar. Sin embargo, Perrito seguía haciendo de las suyas. ¡Gran problema !
La lluvia de quejas empezaron a llegarle al alcalde del pueblo, quién, muy a su pesar, tuvo que advertirle seriamente a Perrito:
–Si continúas así, dándole malos consejos a tus amiguitos te voy a tener que expulsar de este pueblo –le digo.
Como si no hubiera escuchado ni dicho nada. Perrito siguió haciendo de las suyas y cada día era mayor el número de perros que se portan mal.
Finalmente, el alcalde del pueblo tuvo que adoptar una medida dolorosa y triste, y expulsó del pueblo a Perrito. Este, al verse tan solo y desamparado porque nadie se fue con él, comprendió que, en adelante, tendría que cambiar su conducta si quería llevar una vida digna, soportable, y tener el cariño de los otros animalitos.
Amiguitos: A veces nos hace falta una dura lección, para que entendamos ciertas cosas que nos dicen nuestros mayores.
Extraído: «El libro de las fábulas»